martes, 15 de octubre de 2024

Inconcluso... pero así lo decidió la Serpiente.


 

Venus en su altar de condenadas pasiones fue cómplice de esta situación.

El odo crepuscular propicio estas acciones.

El maná que soslaya el pavimento llegó como feromonas a sus receptos, más su culpa fue.

¿A quién quiero engañar? ¡Él deseó esto!

 

El aire que se escapa de sus labios al besar, sus movimientos serpenteantes, su tersa piel girando en ese vaivén hipnótico.

La deseo… la deseo….

Sus ojos en sus ojos. Sus labios en los suyos. Sus latidos a toda marcha, acoplándose uno al otro.

Sus manos aferrando sus caderas, guiadas por Asmodeo a recorrer el claro vergel de su cuerpo, gota a gota, piel a piel, todo es una invitación, todo es un banquete. Ven viajero; te invito a beber de esta copa; que es un néctar único, una ambrosía divina, un gemido entre ladrillos.

Aferró sus manos para impedir que huyera. Solo para fundir sus deseos en ella.

Dios… esos ecos de medianoche, esos gritos de emoción, ese estruendo a los sentidos, ese relámpago de esplendor.

 

Cuando Peito guardo silencio y el delirio comenzó a surgir; el Dragón y la Serpiente honraron el pacto y devoraron el uno del otro. Su antifaz de penumbra brilló como opales pulidos.

 

Más ahora el silencio se hace presente…. Y eso es todo… silencio….