sábado, 12 de febrero de 2011

Hijo de Caín


Y te vi, aunque no me veías.
Y observaba tu risa falsa, y tus ojos mentirosos
y sonreía a los lejos.
Deguste cada gesto lleno de impureza que lanzabas,
cada abrazo mal dado
y cada señal fingida.
Y reí, reí por ambos amor.
Porque cuando se rompa el corazón del caleidoscopio al fin podre ver el vació de tu alma y sonreír, sonreír hasta dormir abrazando a la verdadera mujer; no a esta que se vende por nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario