lunes, 7 de septiembre de 2015

La Sombra de la Luna

Pandora
Cuando volvió Pandora de sus largo andar, con ella cargaba un bruma densa bajo su mirar, sus ojos de plata ahora reflejaban una densa bruma, que acorralaba los sentidos y hacia callar a los silencios. No volvió siendo ella, en sus cabeza un eco carcomió sus pensares y derribo sus ideales.
No volvió ella, más bien era una coraza hueca, un cascaron sin alma, en sus cabeza ella lo había destruido todo. Olvido la sutileza y al lobo. Olvido quien era y donde estaba. Volvió siendo una pandora inhumana, defectuosa, un hibrido hilarante y erguido, cosechado de algún macabro cuento surreal.

¿Dónde fue a morir Pandora? Exclamo en silencio el lobo mientras acostado frente al mar, dejaba que el viento costero, golpeara su rostro.

¿Dónde está mi Pandora? Comenzó a llorar el animal. Sintiéndose olvidado, perdido entre recuerdos y mares de ilusiones rotas.

Él no lo pudo aguantar, comenzó a correr entre las espinas, buscando alguna explicación, como si mientras más dolor sintiera, con mayor fuerza ella lo escucharía. Pero después de días de correr sin detenerse, después de noches sin beber una gota de agua, simplemente la bestia; se desplomo en un pestañeo. Su cuerpo exhausto se volvió un inconveniente, dejándose azotar con fuerza contra ese mar de espinas, las que se hundían con fuerza en su negro pecho.
La roja sangre comenzó a fluir, demostrando cuanto le dolía. Pero Pandora, no apareció.


Todo se volvió oscuro un minuto, todo se tornó negro en un instante. Simplemente el lobo, dejo de respirar el viciado aroma de la pena y la tristeza. Y poco a poco se desvaneció en el aire, se desvaneció con el tiempo.

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